viernes, 22 de agosto de 2008

Big Bill Broonzy, fallecido el 15 de agosto de 1958

En términos de habilidades musicales, el tamaño de su repertorio, la duración y variedad de su carrera y su influencia sobre músicos contemporáneos y posteriores, Big Bill Broonzy se encuentra dentro de ese selecto grupo de importantes figuras del blues. Dentro de sus cientos de composiciones, muchas ya son clásicas como “All by myself” o “Key to the highway”. Fue parte fundamental para el crecimiento del sonido blues en Chicago y sus viajes a Europa lo mantuvieron como uno de los principales embajadores del género.

Broonzy nació, literalmente, a orillas del Mississippi, y fue uno de los 17 hermanos que aprendió a tocar el violín en un instrumento hecho en casa, enseñado por su tío. Comenzó a tocar públicamente a los 10 años de edad en reuniones sociales y en la iglesia. Luego de algunos periodos en los púlpitos y en el ejército, se trasladó a Chicago donde cambió su atención del violín a la guitarra, tocando con viejos músicos como Papa Charlie Jackson. Broonzy comenzó su carrera de grabación en 1927 para Paramount y a comienzos de los 30 ya tenía brillantes grabaciones, trabajaba en Chicago y salía de gira con grandes músicos como el pianista Black Bob, el guitarrista Will Weldon y Memphis Minnie.

Durante los años de la depresión económica, Broonzy continuó su trayectoria, haciendo “saltos acrobáticos” entre diferentes sellos, pasó de Paramount a Bluebird, luego a Colu8mbia y después a Okeh. Además de esos esfuerzos solistas, contribuyó con su guitarra a grabaciones de Bumble Bee Slim, John Lee “Sonny Boy” Williamson y otros que ayudaron a fortalecer el sonido de Chicago.

En 1938, Broonzy participó en el famoso show “Spirituals to Swing”, organizado por John Hammond. Él llenó el lugar que había dejado la muerte de Robert Johnson. Al año siguiente apareció con Benny Goodman y Louis Armstrong en la película “Swingin’ the dream” de George Seldes. Luego de este encuentro con la música de la costa este de los Estados Unidos, Broonzy pasó buena parte de los años 40 recorriendo el sur con Lil Green y luego volvió a Chicago con Memphis Slim.

Big Bill Broonzy continuó con esos intentos de tocar en Chicago y Nueva York, combinándolos con las giras de costa a costa, hasta que en 1951 los conciertos y las grabaciones fuera de Estados Unidos le dieron gran notoriedad en Europa, llevándolo a una amplia gira mundial. Cuando volvió a su país, grabó para Chess, Columbia y Folkways, trabajando para un espectro de artistas que iba desde Blind John Davis hasta Pete Seege, y en 1955 se publicó el libro “Big Bill Blues”, biografía escrita por el danés Yannick Bruynoghe.

En 1957, luego de una gira por Inglaterra, el agitado ritmo comenzó a causar estragos en la salud del guitarrista, quien pasó el último año de su vida entrando y saliendo de hospitales hasta que sucumbió al cáncer el 15 de agosto de 1958.

Pero Big Bill sobrevive no sólo por su música sino también por los recuerdos de quienes lo conocieron, personas que hablan de él como alguien muy gentil pero lo suficientemente fuerte para sobrevivir al mundo del blues. Su música, lo más importante, fue recordad en 1999 con la publicación de 3 discos compilatorios llamado “The Big Bill Broonzy story”.