jueves, 3 de mayo de 2007

Paul Butterfield, fallecido el 4 de mayo de 1987

Paul Butterfield fue el primer armoniquista blanco en desarrollar un estilo tan poderoso y original, como para obtener un espacio en el panteón de los grandes del blues. Es imposible subestimar la importancia de las puertas que abrió, pues no solo dio vía para que los músicos blancos comenzaran a tener una tradición en el blues sino que también les llevó el blues eléctrico de Chicago, ya que antes los blancos solo consideraban al blues del Delta, al acústico, como el único genuino.
Butterfield nació el 17 de diciembre de 1942 en Chicago, pasando su juventud en un área del sur de la ciudad. Su padre, un abogado, y su madre, una pintora, lo motivaron por la música desde temprana edad y comenzó a tomar clases de flauta. Sin embargo, el joven se mostró interesado en el blues que perneaba el sector donde vivía. Junto con su compañero de colegio Nick Gravenites comenzó a recorrer los clubes de blues, tocando guitarra y armónica. En la universidad conoció a otro blanco fanático del blues: Elvin Bishop. Fue entonces cuando decidió seguir el camino de la música, abandonando el colegio y desarrollando su técnica vocal y la de la armónica, sobre todo la diatónica.
Después de muchas visitas a los clubes blues de Chicago, Butterfield y Elvin Bishop lograron la residencia en Big John’s. Para conformar una banda, contactaron a la sección rítmica del grupo de Howlin’ Wolf y le ofrecieron más dinero. Entonces el cuarteto integrado por Paul Butterfield, Elvin Bishop, Jerome Arnold y Sam Lay comenzó a llamar la atención de los fanáticos del blues en Chicago. A finales de 1964, The Paul Butterfield Blues Band fue descubierta por Paul Rothchild, y tras incluir al guitarrista Michael Bloomfield, firmaron con el sello Elektra para grabar las sesiones de su álbum debut.
Estas sesiones tuvieron muchos inconvenientes, como los continuos roces entre Butterfield y Bloomfield en el sentido de quien conducía musicalmente a la banda. En 1965, con los ánimos más fríos, volvieron a los estudios de grabación incorporando al tecladista Mark Naftalin. Mientras tanto, el grupo participó en el Festival de Newport, obteniendo un éxito tan grande que Bob Dylan los llamó para que lo acompañaran en su presentación de cierre del festival. Fue en ese momento en el que Dylan comenzó a sentar las bases para el desarrollo del folk-rock eléctrico.
En 1965 The Paul Butterfield Blues Band presentó su álbum debut, en un momento en el cual el único blues blanco que se escuchaba era hecho por británicos. A finales de ese año, el baterista Sam Lay fue reemplazado por Billy Davenport, cuyo entrenamiento en jazz fue útil para la expansión sonora del grupo, cosa que deseaba Paul Butterfield. Eso es bastante notorio en el segundo álbum de la banda, “East West”.
The Paul Butterfield Blues Band llegó en 1967 a su punto más alto. Justo en ese momento Mike Bloomfield se retiró para conformar The Electric Flag, al lado de Nick Gravenites. Elvin Bishop tomó el puesto de guitarra líder para el álbum “The resurrection of Pigboy Crabshaw”, un trabajo con mucha inclinación hacia el soul, que contó con nueva sección rítmica: Bugsy Maugh en el bajo y Phil Wilson en la batería, más una sección de vientos que incluía al joven David Sanborn. Este fue el álbum que cerró los años de gloria para The Paul Butterfield Blues Band. Vendrían algunas grabaciones desafortunadas hasta que en 1969, el grupo logró participar en el festival de Woodstock y tomó parte en el álbum “Father and sons” de Muddy Waters, que mostraba la influencia del gigante de Chicago en la nueva generación de bluesistas.
A comienzos de los años 70, Butterfield acabó con su banda y canceló su contrato con Elektra, retirándose a la tranquila atmósfera de la población de Woodstock. Aunque hizo algunos intentos por llegar nuevamente a los primeros lugares del blues, sus álbumes no tuvieron el mismo alcance que los primeros tres de su carrera. En 1975, Butterfield nuevamente acompaña a Muddy Waters, esta vez en “The Woodstock Album”, la última producción de Waters para Chess.
Posterior a este trabajo, Butterfield buscó una carrera como solista, fallando en sus primeros intentos. En 1976 participó en el concierto de despedida de The Band. En los años siguientes Butterfield trabajó como músico de sesión y en 1981 buscó nuevamente el regreso con un álbum llamado “North – South”, con un material débil llenó de sintetizadores.
Para esta época la salud del armoniquista estaba en declive, debido a los años dedicados al alcohol. Además desarrolló una adicción a la heroína, droga a la cual se había opuesto rotundamente cuando era líder de su agrupación. Butterfield argumentó que había usado la heroína para disminuir los efectos causados por una peritonitis y los problemas intestinales.
A comienzos de los 80, Butterfield se trasladó a Los Angeles, donde sobrevivió con algunos conciertos pequeños y grabó su último álbum “The legendary Paul Butterfield Blues Band rides again”. Sin embargo su adicción lo llevó a la bancarrota, además de que su ánimo se vino abajo por la muerte de sus amigos Mike Bloomfield, Muddy Waters y su manager Albert Grossman. El 4 de mayo de 1987, Paul Butterfield murió a consecuencia de una sobredosis de droga.